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domingo, 30 de mayo de 2010

Sobre capitalismo, socialismo, robots y amor.

El capitalismo es tan sencillo. Solo necesitas una cosita: dinero. Una vez que tienes esa cosita, el resto es pan comido. El dinero es la única variable: mientras más dinero haya, más éxito se tiene. Es como ser un robot: tu misión principal es acumular la mayor cantidad de dinero, no importan los métodos que emplees o cómo éstos afectan tu entorno, a la final, el método más óptimo será el que te arroje más dinero. Como robot que eres, solo sabes de 1 y 0; está encendido o apagado; está bien o mal; tengo o no tengo dinero.

Como tu misión principal es la mayor suma de dinero, no vas a permitirte ponerlo en riesgo. Lo aseguras, lo celas, lo cuidas, lo vigilas. Eres como un@ novi@ celópata. Así nadie se querrá meter con tu dinero, y si alguien lo hace, ahí estarás tú para joderlo.

Ahora, si el capitalismo es fácil, ¿Cómo es el socialismo? Tan difícil como probar la existencia de Dios, por no decir imposible. Y es que el socialismo, sin ser una religión, quiere enseñarte a ser más humano, querer a tu prójimo, a hacer el bien de manera desinteresada, te enseña a ser honesto, a ser sincero. El socialismo quiere que tu principio, camino y destino en esta vida, esté inspirada por el amor, no por el dinero.

Si tu vida está inspirada por el amor y no por la cantidad de dinero que posees, entonces entran en juego miles, millones de variables. Ahora el éxito no se refleja en un número, se refleja en una sonrisa, en un abrazo, en una mirada, en un sentimiento. El éxito pasa a ser algo menos pragmático y robótico para ser algo más humano y lleno de contrastes.

En el capitalismo solo se necesita una minoría amante del dinero. En el socialismo necesitas a todo un pueblo pensando con un bien común: amor y justicia. Pero claro, es imposible que todos sientan puro amor y no haya ningún egoista, avaro, codicioso, superficial. Siempre habrá alguien que querrá más dinero y poder que los demás y siempre habrá alguien que le permita tener más dinero y poder que los demás, sin importar cuanta felicidad haya que destruir o cuanta injusticia haya que repartir para alcanzarlo.

Yo, muy particularmente, creo que mi condición de humano está establecida por mis sentimientos. Yo soy humano porque siento amor, odio, lástima, alegria, tristeza, felicidad, depresión, frustración, empatía.Yo no soy humano porque resuelvo una ecuación matemática o porque sé que la tierra gira alrededor del sol, yo soy humano porque veo una injusticia y me arrecho, yo soy humano porque he llorado sin necesidad de dolor físico, yo soy humano porque te valoro por lo que de verdad eres. Y así me llames cursi, iluso, pendejo, bruto, inmaduro, ignorante... Yo seguiré aquí, con la convicción de que un mundo mejor se puede lograr. Lennon diría que soy un soñador... Pero no estoy solo. Y quizá sí, quizá estoy creyendo en una utopía, pero vale la pena.

1 comentario:

  1. ¡¡¡¡Piolo tiene blog, Piolo tiene blog!!!!

    Y sí, sólo somos humanos los que amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sólo son humanos los que aman.

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