Desde que me dijeron que habían cambiado a mi director, me entraron unos temblores. Pensé que ahora sí había llegado la hegemonía comunicacional. Que si me cambiaron a mi director seguro que ahora me quitan a mis hijos. Lo único que me mantenía en este país era la esperanza de que en cualquier momento este sistema podía venirse abajo, podía derrumbarse, y yo iba a salir a la calle a celebrar con mis vecinos. Con la gente decente. La gente que siempre tuvo el poder en este país. La gente inteligente. La gente que sabe cómo gerenciar un país.
Ahora me siento vacío de odio. Siento que mis niveles de aborrecimiento están bajando. Y la fuente que día a día me cargaba las baterías para seguir detestando a esa chusma, a esas hordas, a esos desdentados, la han separado de su cargo, y la gente que opinaba y que me decía cómo detestarlos hasta más allá de más nunca, ahora están de lo más tranquilos. Eso no se le hace a nadie.
¿Quién va a llenar este vacío? A mí que me expliquen cómo salgo a la calle y miro a la cara a mis vecinos que juntos aborrecemos a esos marginales que creen que tiene a Dios agarrado por la chiva. Seguro que todo ha sido una estrategia. Seguro que Estados Unidos no nos va a abandonar ahora. Ojalá sea todo bien pensado por esa gente. No creo que haya habido una negociación porque la gente decente no negocia con esta chusma. Tiene que haber sido una estrategia de nuestros compañeros de Estados Unidos para calmarnos. Para que copiemos la estrategia de otro canal que se vendió. Seguro que sí. Nos quieren poner mansitos. Nos quieren sacar el odio de un solo golpe.
El hombre, pidió otro whisky y le dijo al mesonero: "Si ves que estoy hablando muchas pendejadas, llamas a mi chofer y le dices que me venga a buscar"
Fuente:
Periódico "Últimas Noticias", edición del día Viernes 19/02/2010.
Autor: Roberto Malaver.
robertomalaver@cantv.net
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